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LA SERREZUELA Y LAS PANTARREJAS.

Identificación PNAT: SL-09

DSCI0089
DSCI0122
DSCI0205
DSCI0214
DSCI0262
DSCI0264
DSCI0310
DSCI0314
DSCI0317
P1016696
P1016702
01/11 
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La ruta discurre en su práctica totalidad por materiales jurásicos, es decir, en su mayoría duras calizas estratificadas en bancos de unos centímetros a varios metros de espesor. Esta característica limita mucho la espesura y frondosidad de la vegetación de la ruta porque el suelo que generan es pobre y escaso en agua, ya que se infiltran casi todas las precipitaciones. Por ello, pese a cruzar grandes barrancos, será muy dificil observar ningún curso de agua. Eso no significa que no vayamos a encontrar interesantes muestras de vegetación, como los sabinares rastreros de alta montaña (la formación típica de la alta montaña ibérica caliza con pastoreo), que discurre en una buena parte de su trayectoria por La Serrezuela, a más de 1.500 m de altitud. Es una ruta llena de contrastes, con zonas secas y rincones húmedos y con una gran variedad de paisajes, en los cuales además podremos observar con gran nitidez muchos accidentes geológicos: fallas, anticlinales, sinclinales, barrancos, superficies de erosión..., también es la ruta que mayores amplitudes de vista tiene, pudiéndose observar en días claros hasta el Sistema Central y el Moncayo.

 

 

Comenzaremos nuestra andadura en la caseta de información, para girar a la derecha y tomar la primera calle a la izquierda. Continuaremos por la calle encementada hasta llegar al frontón. Giramos a la izquierda y continuamos por la pista asfaltada hasta la primera curva a la derecha. Abandonamos la pista y tomamos el antiguo camino que unía Peralejos con Checa, continuando la ascensión rectos hasta el enlace con la ruta SL11 (unos 30 metros). Aquí giramos a nuestra izquierda, cruzamos el vallecillo y comenzamos a ascender internándonos en una bujeda, donde la vegetación es arbustiva y está constituida en su casi totalidad por bujes, destacando también en cuanto al matorral los escambrones (en otros lugares llamados cojines de monja), que tienen una forma almohadillada para protegerse del frío y de la sequedad y están defendidos por unas ramas punzantes.

Cruzaremos una zona más húmeda y al poco la pendiente aumenta, teniendo que cruzar una valla de una repoblación de pinos poco exitosa. En este ascenso podemos observar que no hay apenas suelo en esta parte, los bujes casi salen directamente de la roca caliza. Por eso esta zona tiene un color tan claro. El terreno se suaviza y tenemos que cruzar la valla para salir de la repoblación, nos unimos al GR-10. Cogemos la pista forestal inmediata hacia nuestra izquierda, ascendiendo hasta un pequeño collado que nos da vista a Las Cabezuelas (tres pequeños cerros aislados alineados) si miramos de frente, si miramos a nuestra izquierda veremos el barranco de los Encarcelados (se llama así ya que el fondo está encajonado y en una batalla durante las guerras carlistas sirvió de prisión improvisada). En sus laderas podemos observar bastantes fallas geológicas fácilmente visibles como cortes en las líneas que forman las capas duras rocosas de sinclinales y anticlinales. Cruzamos el pequeño valle y llegamos al enlace con la ruta SL-10. Dejamos la pista y ascendemos en paralelo por la senda hasta que llegamos al collado de separación entre las cabezuelas. Nuestro camino se separa de la pista forestal y comienza a descender. Todas las margas que estamos atravesando son muy ricas en fósiles de la era secundaria (no los recojáis, dejad que los disfrute también el siguiente). Al girar a la izquierda y encaminar nuestro descenso al barranco de Checa podemos apreciar a nuestra izquierda los pliegues jurásicos y fallados que ha cortado el barranco de los Horcajuelos, perpendicular al que nos encaminamos. En breve nos presentamos en el fondo del barranco y comienza nuestra zigzageante ascensión entre rocas jurásicas pertenecientes a la formación calizas de Cuevas Labradas. Al ascender podemos observar el cambio de vegetación que se produce con la altura, desapareciendo casi por completo el buje y apareciendo otras especies de hierbas más frescas. En las praderas de toda esta zona suele haber muchas flores coloridas hasta bastante entrado el verano). En una suave vaguda, el GR-10 nos abandona por nuestra izquierda. La pendiente se suaviza y al llegar a lo alto tomaremos una pista forestal hacia nuestra derecha (este lugar se conoce como La Bajailla) siguiendo por el mismo sin desviarnos nos alejamos de los barrancos internándonos en La Serrezuela, terreno situado a una elevada altitud (más de 1.500 m) pero relativamente llano que constituye una elevada superficie intensamente karstificada, con abundantes y poco profundas dolinas y el paisaje típico de la alta montaña caliza ibérica: abundante sabina rastrera (chaparra) mezclada con algunos pinos dispersos o formando bosquetes (normalmente es el pino albar, pero también está presente el pino negral). Continuamos por esta pista hasta llegar a las ruinas de una paridera, donde giraremos a la izquierda abandonando la pista forestal. Bordeamos una pequeña dolina y avanzamos por el poco marcado sendero, hasta llegar a una pradera, la cual seguimos girando a nuestra derecha hasta pasar una pinada, donde giraremos a la izquierda subiendo hasta un gran pino en otra pradera. Giramos a la derecha y seguimos hasta coger la pista forestal hacia la izquierda. Llegaremos a un gran cruce donde de encuentra el enlace con la ruta SL-10 continuamos por la misma pista sin girar hasta que superemos un bosquete de pinos y una paridera en ruinas rodeada de chaparras. Ahora giramos a nuestra izquierda entre chaparras hasta el borde del valle de Zarzoso (cultivado hasta no hace mucho tiempo), al cual descendemos. Al llegar al centro del mismo giraremos a nuestra izquierda para acercarnos hasta el Pozo de Zarzoso, formado por un abrevadero para el ganado (una parte antigua y otra moderna) y un pozo del que mana el agua. En esta parte alta son habituales estos pozos, de los cuales si es época lluviosa el agua mana y llega por si sola al abrevadero, en cambio, en la época seca el ganadero tiene que extraer el agua con un cubo y verterla en la canalización que lleva el agua al abrevadero. En el valle también existía un antiguo poblado celtibérico, según el escritor e historiador peralejano José Sanz y Díaz. Continuamos por el otro lado del valle, ascendiendo suavemente hasta un cruce. Seguiremos recto atravesando los prados de Las Pantarrejas, donde tenemos unas amplias vistas, tanto mirando hacia el oeste, a los cañones y sierras que bordean al río Tajo como hacia el norte, donde la vista se pierde en la lejanía. Continuamos por la pista y nos internamos un poco en el pinar, describimos una cerrada curva hacia la izquierda y al poco nos encontramos con la antigua senda de Chequilla, donde tomaremos una senda a nuestra izquierda que es el antiguo camino que unía Peralejos con Chequilla. Nos unimos al GR10. En toda esta zona son muy abundantes los gamones, planta bianual que en el segundo año es como un palo largo con unas bolas arriba (son las cápsulas que contienen las semillas) y si es época de floración unas vistosas flores (se utilizaban principalmente como alimento para el ganado porcino). Llegamos al fondo del valle entre Las Pantarrejas (a nuestra izquierda, con un pinar en la ladera) y Las Grobias (a nuestra derecha, solana, con una mezcla de carrasca/pino/chaparro por vegetación). Pasamos junto a Los Horcajuelos, donde tomaremos la pista que asciende a media ladera por nuestra derecha. Dejamos el GR-10.

Llegaremos a un valle hasta hace poco cultivado y limitado en su flanco izquierdo por una falla. Este valle se llama La Cañada del Hospital y recibe el nombre porque en una de las batallas de las Guerras Carlistas se instaló en este lugar un hospital para atender a los heridos en la batalla. Nos acercamos al límite occidental del valle y lo subimos por la falla, entre una espesura de bujes y algunos árboles. En las rocas podemos observar pequeños lapiazes (pequeñas formas erosivas en forma de surcos, creadas en la roca por la disolución del carbonato cálcico que las forma). Al llegar arriba podemos también observar el redondeado y rocoso Cerro de las Sandalias (tiene un color gris-azulado debido a la abundancia de rocas calizas jurásicas), y su continuación en Valcamarillo, de disposición alargada y mucho más variado. Al poco cruzaremos una pista y a su derecha podemos observar una paridera en buen estado de conservación.

Continuamos entre bujes hasta que desembocamos en unos piazos donde está la fuente de la Sabina; la fuente, de momento, está abandonada y perdida. Cruzaremos estos piazos siguiendo las marcas existentes. Al llegar al otro lado el camino comienza a descender y tendremos unas buenas vistas sobre el valle de Saceda (es como una fosa tectónica cretácica), el Cerro de San Cristóbal con los monolitos de Los Blancos y un poco más a la izquierda, en primer plano el barranco que desciende de la fuente de la Sabina. Fíjate en las zonas que tienen rocas en la parte superior de las laderas, normalmente las zonas más altas: son los núcleos de sinclinales. Los anticlinales han sido más erosionados y ocupan zonas más bajas. Este tipo de relieve invertido se denomina Apalachiense. Podemos desviarnos un poco del camino para acercarnos a estas rocas sobre el barranco y ver también algún corral y paridera que se ven desde el camino. Continuaremos descendiendo entre chaparros y bujes hasta que el camino se suaviza y la vegetación se hace más rala, con pastizales y algún árbol disperso. Llegaremos hasta el borde de Los Peperroques, un cortado calizo asimilable a la Formación Carbonatada de Chelva (Toarciense superior-Dogger, en el jurásico medio). Lo primero que veremos de estas rocas es una grieta en el cortado originada por una falla que se prolongó en el flanco izquierdo de las rocas que tenemos en el lado de enfrente del barranco, La Piedra de las Casillas, que también es un claro ejemplo de núcleo sinclinal aislado y más alto que el resto. En la base de las rocas, a este lado, podemos observar unos corrales utilizados para guardar ganado. También hay una pequeña cueva.

 

Continuaremos nuestro camino, descendiendo por una ladera originada por un pliegue monoclinal, no observable desde este lado. Describiremos unos zigzags y bajaremos hasta el Arroyo de Juan Taravilla (normalmente seco) donde enlazamos con la ruta SL-8. Cruzamos por dos piazos entre los cuales hay un poste de teléfonos de madera. Al llegar al final de los piazos giraremos a la izquierda y recorreremos el camino de la ruta SL-8 (el antiguo camino carretero a Molina) pero en sentido contrario, pasando primero por un tramo rodeado de un espeso seto arbustivo, cruzando la carretera y continuando por el anterior camino en dirección a Peralejos. Dejaremos a nuestra derecha el Club Hípico Alto Tajo y al poco tiempo llegamos al enlace rutas SL-6, 7 y 8. Continuando en la misma dirección y tras ver unas bonitas vistas del pueblo y sus barrancos adyacentes llegaremos de nuevo a la caseta de información, fin de nuestra ruta por los alrededores de Peralejos.

 

CURIOSIDADES